Con este post voy a terminar los artículos sobre la glándula tiroides y las patologías que pueden afectarla.
Ya te he hablado en detalle de las patologías más frecuentes hipotiroidismo e hipertiroidismo, y hoy reuniré en un mismo post otras patologías que pueden afectarla.
Bocio
El bocio es un agrandamiento del tamaño de la glándula tiroides a consecuencia de una tiroides hipoactiva. Normalmente producido por la deficiencia de yodo en la dieta que produce este agrandamiento para intentar contrarrestar la poca producción de hormonas tiroideas.
Puede tener un componente familiar, ser producido por la falta de yodo (raro en la actualidad) pero la mayor parte de las veces la causa no es conocida.
En el pasado el bocio se trataba con hormona tiroidea. Aunque era efectivo actualmente no se suele utilizar debido a que las dosis altas que se deben emplear de hormona tiroidea pueden producir algunos problemas.
El bocio se puede asociar a hipotiroidismo, hipertiroidismo o tener el tiroides un funcionamiento normal.
El seguimiento se hace con ecografía que permite valorar con gran precisión si ha habido cambios de tamaño. Si el bocio es muy grande y produce molestias al tragar o respirar el tratamiento es mediante cirugía extirpando parte o toda la glándula tiroides y reemplazando su función con hormona tiroidea al igual que en el hipotiroidismo.
Nódulos tiroideos
Dentro de la tiroides se pueden producir pequeños bultos o nódulos.
Estos nódulos son casi siempre benignos pero, si tienen cierto tamaño o ciertas características en la ecografía, a veces se hace necesario hacer una punción con aguja fina (paff) para estudiar las células y descartar malignidad.
El seguimiento es por ecografía y en caso de que la punción sea sospechosa se pueden eliminar con cirugía.
Los nódulos tiroideos son extremadamente frecuentes (hasta un 40 % de la población en ciertos estudios) pero la mayoría son pequeños y benignos.
Cáncer de tiroides
Es un cáncer poco común aunque su frecuencia ha ido en aumento en los últimos años.
En general tiene un crecimiento lento y es de buen pronóstico si se trata adecuadamente y a tiempo.
Generalmente, tras la cirugía, se administra yodo 131 (yodo radioactivo) para eliminar restos microscópicos imposibles de eliminar solo con cirugía.
La quimioterapia no se emplea habitualmente en este tipo de cáncer.
Tras la intervención, se mantiene medicación de por vida con levotiroxina en cantidades diferentes a la administrada en hipotiroidismo, ya que se utiliza también como control del cáncer.
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