Cada año en estas fechas, mucha gente se plantea los «propósitos de año nuevo». Metas a conseguir durante el año que estrenamos, normalmente relacionadas con los hábitos saludables.
Pero seamos realistas, por lo general hay muy buenas intenciones pero ningún plan y a las pocas semanas caen en el olvido.
Si queremos que estos deseos se cumplan debemos ser conscientes del punto en el que nos encontramos y planificar los pequeños pasos que vamos a dar día a día hasta lograr la gran meta final.
Vamos a centrarnos en lo que se refiere a la alimentación.
Ya sabéis que no soy partidaria del vivir a dieta tal y como se entiende generalmente este término.
Si queremos tener éxito y llevar una vida saludable que como resultado nos lleve a un peso adecuado a nuestras circunstancias, no podemos vivir amargados, pendientes de cada gramo que nos llevamos a la boca porque esto tiene poca adhesión, en poco tiempo estaremos hartos, cansados y desmotivados y volveremos a nuestros viejos hábitos.
Creo que se entenderá mejor con un ejemplo.
Si estoy acostumbrado a tomar de postre con las comidas un flan a diario, aunque mi propósito sea tomar fruta con todas las comidas, esto va a ser muy difícil de cambiar del día a la noche (no imposible, ¡ojo! Pero para la mayoría de la gente cambiar un hábito arraigado así por las bravas es dificilísimo).
Entonces mi recomendación es que te pongas una meta más asequible a corto plazo, una con la que estés cómodo, y cuando la alcances y para ti ya no suponga un sacrificio, replantees esta meta hasta lograr, a la larga, alcanzar tu objetivo; comer fruta a diario.

En este caso quizá un buen primer objetivo sería que al menos 4 veces a la semana cambies el flan por fruta, la que quieras.
Lleva un control en un calendario y si ves que incluso te sería fácil cambiar un día más pues tu objetivo ha sido demasiado fácil y puedes ajustarlo… lo mismo pasa si te resulta excesivamente complicado.
Unas semanas después, cuando para ti lo normal sea tomar fruta esos día que te propusiste, amplía tu objetivo y pasa, por ejemplo, a 6 veces a la semana….
¿Se entiende mejor así?
Y sigue este truco para cualquier propósito, ponte un gran objetivo a conseguir a largo plazo (en un año conseguir tomar fruta de postre a diario), divídelo en objetivos asequibles a medio plazo (en 6 meses tomar flan solamente los fines de semana) y a su vez estos objetivos asequibles dividirlos en otros más pequeños que seas capaz de conseguir a corto plazo (este mes tomaré postre de fruta 4 veces a la semana).

De esta forma es más fácil que veas los avances que haces, que compruebes cómo tus esfuerzos tienen resultados, y que no tires la toalla al vez que no consigues el gran objetivo en poco tiempo.
Valora cada paso, ajusta tus objetivos y se flexible pero firme y comprometido con tu objetivo final.
Y como siempre digo, si necesitas ayuda con esto recurre a un profesional dietista o dietista-nutricionista y no te dejes embaucar por falsas promesas de rapidez y facilidad.
Cambiar un hábito no es fácil ni rápido, requiere un gran compromiso, pero siempre vale la pena.
Además, formando equipo con un profesional seguro que te resulta más fácil planificar esos objetivos e ir alcanzándolos. Y te ayudará a valorar cada paso.
Incluso es posible que se necesite trabajar en equipo con un psicólogo. Porque un cambio de hábitos es algo serio y difícil, NUNCA imposible. Si crees que necesitas su ayuda no te sientas mal ni dudes en buscarla.

¡Planifícate este año para conseguir tus objetivos!