Vamos con la segunda parte del post sobre comida para niños.
En la primera parte de este artículo te conté un poco lo que es la alimentación complementaria y cuál es su función.
Recordemos.
La alimentación complementaria es el periodo en el que combinamos la lactancia con la introducción de alimentos y nos sirve, principalmente, para 2 cosas; descartar alergias e introducir a nuestro peque en los sabores y costumbres familiares.
Obviamente este periodo no es eterno, aunque siempre podemos estar descubriendo nuevos alimentos, sabores y combinaciones. Por eso, una vez que hemos asentado unas bases y nuestro peque empieza a tomar cada vez menos leche es momento de introducirle completamente en las comidas familiares.
Recuerda que hasta ahora, siempre te he recomendado que el peque esté en la mesa familiar con el resto de la familia, que pueda ver, tocar, oler e incluso probar lo que le apetezca y que sea parte de ese momento familiar.
A partir de ahora va a poder ser partícipe de forma más «completa» ya que cada vez su comida va a ser más como la tuya. Sin olvidar adaptar las cantidades y presentaciones a sus necesidades.
Mi (no tan) bebé se sienta a la mesa
Aunque hasta ahora el bebé se sentaba contigo a la mesa para poder ver lo que comes, tocar y oler e incluso hasta probar algunos ingredientes.
Una vez descartadas alergias e introducidos gran parte de los alimentos, puede empezar a tomar combinaciones y no únicamente ingredientes aislados.
Es decir, ya puede comer exactamente los mismos platos que el resto de la familia.
Para ello, y como «periodo de transición» me parecen muy interesantes los platos compartimentados para bebés.
Estos platos además de servirnos como guía para una dieta saludable, ya que nos ayudan a tener presente el «plato de Harvard», me gustan principalmente porque nos dan una idea de cantidades y nos permiten separar los diferentes alimentos.
¿Te interesa la forma en la que utilizar estos platos y cómo presentar la comida? Dímelo y te lo explico.
Y me gusta poder separar los alimentos porque algunos peques son bastante aprensivos a probar cosas nuevas, llegando incluso a rechazar toda la comida si algo que no conocen ha rozado otro alimento que sí que les gusta.
En estos platos podemos separar el alimento nuevo para que esté ahí, que lo vea y se familiarice para que en algún momento decida por sí mismo probarlo.
Pero no te asustes ante estas reacciones, es normal que los peques tengan este miedo o rechazo a lo desconocido. No deja de ser un mecanismo de supervivencia.
Cuando se familiaricen con ese alimento y vean al resto de la familia tomarlo con normalidad, se animarán a probarlo por sí mismos.
Se acaba de «periodo de transición»
¿Por qué llamé «periodo de transición» a utilizar el plato compartimentado?
Porque nuestra intención debe ser siempre el desarrollo del bebé. Estos platos son ideales para esos inicios, para poder diferenciar y separar alimentos, y para evitar que la vajilla acabe destrozada contra el suelo.
Pero una vez el peque se ha acostumbrado a comer en familia, acepta la gran mayoría de las preparaciones y no pretende lanzar los platos al suelo, es momento de ir introduciéndole en los platos normales que usa el resto de la familia.
Queremos que se sienta parte de la familia, confiar en su desarrollo y potenciar su autonomía. Esto también le da un sentimiento de autoconfianza y responsabilidad, ya que se siente «mayor» y valorado como el resto de la familia.
Podemos empezar cambiando su plato por uno de postre (si no estás muy convencida puedes utilizar vajilla resistente que no se rompa, por ejemplo de bambú) para que no haya un cambio tan radical y para poder seguir adecuando las raciones.
Si ponemos un plato normal, seguramente las raciones nos parecerán pequeñas y tenderemos a ponerle excesiva comida. Te recomiendo que le pongas la cantidad justa y que tenga libertad de repetir si lo desea, así evitamos que se abrume.
Una vez que ya se ha acostumbrado a comer en la vajilla «de mayores» y según vayan cambiando sus necesidades podemos ir cambiando a los platos más grandes.
Las mismas recomendaciones pueden aplicarse a los vasos.
Si tu peque ha tomado lactancia materna, mejor no le ofrezcas biberones. Si no quieres empezar por vasos normales puedes utilizar los específicos para peques, pero te recomiendo que evites las tetinas.
¿Quieres saber más sobre por qué evitar las tetinas? Házmelo saber 😉
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