Hace unos días compartí en instagram una foto de las croquetas de champiñones que comí ese día y hubo gente que me preguntó por la receta.
Por eso, hoy cambio de registro y te comparto cómo hago las croquetas de champiñones.
Pero recuerda, los dietistas y nutricionistas no somos cocineros, si necesitas aprender a cocinar busca un profesional de la cocina.

Esta masa queda muy fina, así que se puede combinar perfectamente con un montón de cosas:
- Puedes meter en el centro de cada croqueta un trocito de queso (mejor uno de sabor intenso y que derrita bien)
- Puedes dejar la masa un poco más «líquida» y utilizarla como rebozado de otras verduras, por ejemplo brócoli.
- También queda genial preparada como filetitos en lugar de croquetas.
- Con el rebozado puedes jugar; cambia el pan rallado por copos de trigo o avena, por palomitas de maíz…
- En lugar de champiñones puedes utilizar setas, ajos tiernos, brócoli/coliflor, espinacas o acelgas cocidas y escurridas… prueba con las verduras que más te gusten o con combinaciones de ellas, ¡seguro que creas recetas únicas y deliciosas!
Mucha gente teme este tipo de platos porque «engordan».
Lo cierto es que, aunque es cierto que son una preparación más calórica, pueden estar presentes en una alimentación sana y equilibrada.
Las croquetas pueden estar dentro de una alimentación saludable.
¿Cómo?
Pues en primer lugar preparándolas con ingredientes de calidad (o comprando unas de gran calidad, aunque de la harina refinada no nos libra nadie), friéndolas en aceite de oliva y, por supuesto, comiéndolas de manera ocasional.
Yo ni sé cuánto tiempo hacía que no comía unas croquetas, así que sin ningún tipo de remordimiento me las preparé y las disfruté.
Otra cosa sería que día sí, sía también tomaras croquetas… que, por mucho que nos insistan algunos «expertos», ya sabemos que la moderación no existe.
Igual que comer un día una ensalada no va a hacer que tu alimentación sea saludable, que dentro de una correcta alimentación te tomes un día unas croquetas no va a hacer que tu dieta sea una basura. Eso sí, sé consciente de la asiduidad con la que tomas determinados alimentos.
No se trata de ser perfectos, es mejor ser constantes, darte algún capricho de forma ocasional pero que tu día a día sean buenas elecciones.
Si no sabes dónde está el equilibrio o necesitas ayuda para aprender a comer de forma saludable y disfrutando, acude a un dietista o un nutricionista actualizado, son los profesionales sanitarios formados específicamente para ello.