
No deja de sorprenderme que todavía estén tan arraigados los mitos sobre el desayuno.
En adultos cada vez se ve más normal tomar solo un café, o nada, al levantarnos.
Pero cuando hablamos de niños parece que reina el pánico.
No concebimos que un peque se levante sin hambre y se vaya al cole sin tomar nada… y muchas veces se soluciona el tema dándole un batido comercial muy calórico y muy poco nutritivo.
¿Es necesario desayunar?
No, el desayuno es simplemente una comida más.
Seguro que esto lo has leído hasta la saciedad, pero es así. Podemos adaptar el número de comidas diarias a nuestro ritmo y estilo de vida… lo necesario es que cubras tus requerimientos energéticos y nutricionales. El número de comidas en que lo hagas es cosa tuya 😉
En los peques es exactamente lo mismo.
Si se levantan sin apetito, insisto en la recomendación que doy siempre, respeta sus señales de hambre y saciedad.
No le fuerces su cuerpo es sabio y su hambre errática, en cuanto lo necesite ya comerá. Además, tampoco va a pasar tanto tiempo hasta la hora del recreo, donde tendrá la oportunidad de tomar algo.
Forzar a los peques a comer puede traer consecuencias negativas; que les duela la barriga, que tengan angustia o incluso vomiten, que desarrollen una mala relación con la comida o aversión al cole asociándolo a un mal momento al despertar…
Muchas veces, ante el miedo a que se vayan al cole sin tomar nada y la imposibilidad de que prueben bocado, se acaba recurriendo a batidos comerciales o al típico desayuno «de la tele» cargado de azúcares. Eso se lo toman hasta sin hambre, entra bien, pero… es un arma de doble filo.
Un desayuno tan bajo en nutrientes y con tantos azúcares va a provocar un pico de insulina que va a hacer que tras un rato activos y enérgicos, nuestros peques vuelvan a sentir cansancio.
Por lo tanto, mi recomendación es que respetes el hambre de tu peque y que si desayuna, tome algo rico en nutrientes, especialmente proteínas. ¿Qué tal unos huevos revueltos? ¿Y una tostada con hummus o tomate y aguacate?
¿Es recomendable no desayunar?
Están muy de moda los unos intermitentes entre adultos. Pueden ser una herramienta más, pero para nada una recomendación.
Como dije al principio, decide tu frecuencia de comidas en función de tu vida y tus preferencias.
Hay determinadas situaciones que las hacen menos adecuadas para hacer menor número de comida, por ejemplo en casos de TCA (trastornos de la conducta alimentaria) o en aquellas personas que por sus objetivos particulares (deportivos, estéticos…) deban ingerir muchas calorías.
En definitiva, adapta el número de comidas a lo que más se adapte a ti, asegurándote de tomar las calorías y nutrientes que necesitas (si necesitas ayuda con eso, acude a consulta de dietista o nutricionista ;)).
Y respecto a tus peques, respeta su hambre, no fuerces ni optes por cualquier cosa con tal de no verle irse «de vacío» al cole.
Si sigue estando alegre y con energía no tienes de qué preocuparte.
Pero si notas cualquier cambio o aún así te preocupa, pide cita con nutricionista o dietista especializad@ en nutrición infantil, es el profesional que mejor puede ayudarte en este tema.