Hoy no tengo a hablar de nutrición, pero sí de salud. De salud psicológica, aunque no sea nadie para hablar de estos temas ya que carezco de formación. Pero voy a hablar desde mi experiencia personal.
Si con ello puedo ayudar a alguien que se encuentre en una situación similar, o a compañ[email protected] dietistas a comprender y dar otro enfoque al tratamiento de sus pacientes, habrá valido la pena. También, quizá, consiga ayudarme a mí misma.
En las últimas semanas me han sucedido diferentes cosas relacionadas con cómo percibo mi imagen, cómo percibo miradas/comentarios de la gente y cómo perciben mi imagen los demás.
La gota que colmó el vaso fue un «asalto» de una comercial de Herbalife (por lo que más queráis, jamás probéis eso!!!) que quiso atraerme preguntándome si alguna vez me habían propuesto hacer ejercicio.
Parece una pregunta inocente, ¿verdad? Pues a mí me amargó la tarde…
Te pongo en antecedentes para que me comprendas mejor.
Si has leído la sección del blog en la que hablo sobre mi, sabrás que padecí obesidad durante bastantes años. Los peores años para pasar por algo así, la adolescencia y principios de la edad adulta.
De esto hace ya más de 10 años.
Sí, conseguí salir de ahí.
Ahora practico CrossFit 5 o 6 días a la semana, me desplazo para trabajar alrededor de 10-15 km diarios en bici o caminando (según la climatología), he conseguido disfrutar comiendo sano y reeducar mi paladar.

Incluso ¡corrí 2 maratones! Sí más de 42 km corriendo…
Aunque quien me conozca ahora lo dude, porque por una lesión acabé aborreciendo correr jajajaja.

Todos estos años después sigo manteniendo un peso saludable, y soy consciente de que solo un mínimo porcentaje de gente que logra adelgazar, consigue mantenerse tanto tiempo después…
Debería estar super contenta y orgullosa, pero no lo estoy.
Y ¿Por qué?
La obesidad, aunque la «superes», deja secuelas y más si la has sufrido en años complicados.
Secuelas físicas:
- Estrías
- Piel sobrante (la odiosa «loose skin» que dicen los anglosajones y de la que os hablé aquí)
- Descoordinación
- Patrones de movimiento alterados
- Torpeza
- ….
Y también secuelas psicológicas:
- Complejos
- Inseguridades
- Fobia a volver al estado inicial
- Percepción de la imagen propia alterada
- Autoestima baja
- …

Teniendo todo esto en cuenta, quizá ya entiendas por qué me molestó la pregunta de la vendedora de potingues para adelgazar.
Me sentí juzgada, infravalorada….
¿Por qué me preguntó a mi y no a otra gente que pasaba?
Y sí, sé que es su trabajo y que debería pasar del tema. Pero me gustaría que antes de hacer comentarios a otras personas basados en vuestras creencias os paréis a recapacitar.
No sabemos por lo que están pasando las demás personas, pero no cuesta nada que nuestros comentarios sean amables y sin juicios.
La gente como yo se supone que deberíamos estar acostumbrados a miradas, juicios… Pero es difícil.
Cuando notas que te miran las estrías, que al no ver un cuerpo definido creen que eres un paquete o que pisas por primera vez el gimnasio, etc. lo que provoca, por lo menos en mi, es una reafirmación de esa imagen alterada que tienes de tí mismo, reaviva miedos, complejos e inseguridades.
Recuerdo tener miedo de ir al endocrino (por desgracia durante mi adolescencia desconocía la existencia de dietistas y nutricionistas) porque me reñía incluso cumpliendo a rajatabla sus indicaciones.
Recuerdo tener pánico de ir al gimnasio por no poder soportar las miradas.
Si estás en esta situación busca ayuda, un buen profesional (dietista/nutricionista y de la actividad física), que te acompañe y comprenda, que no te juzgue ni presione.
Busca apoyo en familia y amigos, ármate de valor y crea tu propio grupo social en el gimnasio, no te imaginas cuánto puede ayudarte. Recuerda que gran parte de nuestros miedos están en nuestra cabeza, nacen de nuestra baja autoestima.
Si ves que no lo consigues, busca ayuda psicológica quizá sea lo que necesitas para afrontar tu cambio con valor y garantías.
Si tienes pacientes/clientes en esta situación sé comprensivo, acompaña, anima, ármate de recursos y consigue motivar y enganchar, que no te teman, que no lean juicio en tu mirada. Si no puedes llevar un caso, deriva a psicología, seguramente necesiten ayuda antes de empezar su cambio.