La mayoría de las personas inician una dieta (¡cómo odio el concepto que se tiene de esta palabra!) con la única intención de tener un cuerpo bonito como vemos por internet.
Muy poca gente inicia un cambio de hábitos lento y seguro para tener salud.
Estamos hartos de ver esas perfectas imágenes del antes y el después de gente que supuestamente ha perdido peso por determinados medios, es raro que se muestre la realidad, las secuelas, el camino recorrido, el después de las fotos…
Y la mayoría de las veces esas fotos son manipulaciones y crueles engaños de empresas que solo desean vender sus productos.
Créeme, en condiciones normales no es necesario tomar ningún producto para alcanzar un peso saludable, si alguien te dice que lo tuyo es retención de líquidos y necesitas sus «polvos mágicos» para ponerte espectacular, te está mintiendo, te engaña, se burla….
Son «vende-humos» sin escrúpulos que van a intentar sacar el máximo provecho de tu desesperación.
La realidad es que, tras años de sobrepeso y/u obesidad, es necesario un cambio profundo de hábitos, y eso no sucede de la noche a la mañana.
Es un trabajo que debes hacer junto a un profesional cualificado (Dietista y/o Nutricionista) y poniéndote unas metas realistas y objetivos coherentes teniendo siempre como objetivo primordial ganar salud.

Una de las cosas que más me preocupan sobre esto es la imagen idealizada que se suele dar de la pérdida de peso.
Esas imágenes perfectas a las que todos aspiramos y que pueden frustrar y acomplejar a las personas que ponen todo su esfuerzo en conseguir esos objetivos soñados y no ven que lleguen los resultados anhelados.
Cuando una persona pierde una cantidad importante de peso, aunque lo haga de forma correcta, siguiendo las pautas de un profesional e incluyendo el ejercicio físico en su rutina y nuevos hábitos, es muy normal que le queden secuelas.
Las estrías, piel flácida, incluso gestos, formas de caminar, falta de coordinación y de habilidades gimnásticas… Son secuelas perfectamente normales.
¿Con esto quiero decir que a todo el mundo vayan a quedarle secuelas?
Rotundamente NO.
Pero es una realidad que está ahí y que debemos conocer.
Que queden estas secuelas depende de muchos factores; tipo de piel, años sufriendo sobrepeso…
Pero están ahí, son reales y es importante que las conozcamos antes de plantearnos nuestras metas para que luego no lleguemos a un punto de frustración y desespero que nos lleve a echar por tierra todos nuestros esfuerzos por cambiar de hábitos y mejorar nuestra salud.

Conocer el caso de este chico me abrió los ojos al respecto.
John ha perdido una cantidad enorme de peso, como puede verse en la foto. Practica deporte diariamente y parece que ha conseguido su cuerpo soñado, ¿verdad?
Pues no es oro todo lo que reluce.
Pero, por suerte, ha creado un canal para ayudar y motivar a la gente que está en el mismo proceso que él ha pasado y ahí enseña su día a día, sus luchas, sus entrenamientos, sus miedos… Algo que hace muy real este proceso de cambio de hábitos.
Pero, ¿por qué dije antes que no es oro todo lo que reluce?
Por la foto parece un chico fuerte, que ha conseguido sus objetivos y ahora tiene un cuerpo «perfecto», pero él sufre una de las consecuencias de las que os hablaba antes; piel flácida, «loose skin» que dicen ellos.
Por suerte, su valentía y autoestima es admirable y graba vídeos al respecto, al final del post os dejo el enlace del vídeo que me abrió los ojos.
¿Por qué enseño esto?
Porque no quiero que nadie se lleve a engaño ni se desanime con lo que es un proceso de pérdida de peso tan radical.
No quiero que nadie pase por la frustración, el no aceptarse, el no entender y, sobre todo, no quiero que nadie deje de valorar los cambios tan importantes y valiosos que ha hecho por su salud solo por no ver los resultados físicos que esperaba, que nos venden en la tele…
Aquí os dejo el vídeo, espero que sepáis entenderlo y darle el valor que tiene.