
NO me gustan los dulces «fit», «saludables» o con cualquier otro adjetivo del estilo que se les quiera adjudicar.
NO los recomiendo, así en términos generales, aunque sí que les veo su utilidad y función en determinadas situaciones personales.
Supongo que te habrá sorprendido, sobre todo viendo la cantidad de cuentas de nutricionistas y divulgadores de salud que comparten recetas de este tipo.
¿Por qué no me gustan?
Mi principal motivación es la falsa percepción que nos hacen tener. Me explico:
Sí, puedes controlar que los ingredientes sean de calidad; reducir la cantidad de azúcar, utilizar grasas saludables, harinas integrales…
Pero el fin último de hacer estas preparaciones es imitar un sabor, conseguir una preparación dulce de sabor parecido a la «original» y que nos haga disfrutar.
Porque sí, queremos gozar con ello, conseguir ese sabor del que no nos cansamos.
Esto nos da una falsa percepción de sano, de saludable, de… ¡infinito!
Como pensamos que es una preparación sana, tendemos a comer en mayor cantidad. Nos damos vía libre y acallamos ese sentimiento de culpabilidad que tendríamos si estuviéramos comiendo su versión original.
No debemos olvidar nunca que los dulces, galletas, bizcochos, tortitas… por muy caseros que sean, son preparaciones de consumo ocasional.
No queremos que el hecho de merendar unas tortitas fit desplace al consumo de fruta fresca, por poner un ejemplo.
Me sorprende mucho cuando la gente me dice que se cansa de la fruta o que no le apetece y me pide alternativas saludables o quiere saber si tomar tortitas fit a diario está bien.
A ver, si te cansa la fruta, ¿por qué no te van a cansar las tortitas a diario?
Lo más saludable sería tomar la fruta de diferentes formas; macedonia, brochetas, asada, con yogur… Y dejar los dulces para determinadas ocasiones o para romper un poco la rutina de vez en cuando.
Por otro lado, que sea «fit» no quiere decir que no tenga calorías… muchas veces más de las que nos imaginamos. Y por mucho que a veces se intente negar, las calorías sí importan a la hora de emprender una pérdida de peso.
¿Eso quiere decir que no tomemos nunca dulces?
¡Para nada!
Si tenemos en mente que los dulces son preparaciones ocasionales para disfrutar, no hay problema en que tomemos alguno de vez en cuando.
Elige el que te guste, en su versión original, y disfrútalo.
Después sigue con tus hábitos saludables. De esta forma vas a ser consciente de lo que comes y en qué cantidad y vas a poder regular la periodicidad con la que lo incluyes en tu dieta.
¿Y no hago nunca dulces saludables?
Hazlos si te apetecen, si te gustan y los disfrutas.
Pero sé consciente de que no son de consumo ilimitado y controla que no desplacen otros alimentos saludables que deberían estar a diario en tu dieta.