
Hace poco escribí este post sobre por qué no me gusta la repostería «fit» o «saludable», lo que incluía a la repostería casera en su mayor parte.
Ayer me hice unas tortitas para desayunar y las compartí en los stories de mi Instagram planteándome instaurar los «domingos de tortitas» y como pensé que podría parecer incoherente o llevar a confusión he decidido escribir este post.
Siempre animo a que si te apetece un dulce, de forma ocasional, te comas el dulce que te apetece, y no una versión «fit» del mismo.
Y esto, ¿por qué?
Para que la versión «fit» te deje con esa sensación placentera que buscas va a necesitar una combinación «explosiva» de alimentos que al final van a tener las mismas calorías o más que la versión original.
Y ojo, que no hablo de calidad de los ingredientes.
Obviamente, un dulce hecho en casa va a tener ingredientes de mejor calidad, ya que los controlas tú. Pero te va a dar una falsa sensación de sano y ligero que hará que, sin darte cuenta, comas más de lo que comerías si hubieses elegido el dulce en su versión original.
Si no tienes ningún problema de salud, las calorías puntuales de un alimento insano, poco importan. Recuerda que tu día a día es más importante que una comida ocasional.
En cambio, si persigues un objetivo o tienes algún tipo de patología o problema con la comida, quizá estos dulces caseros que te dan esa falsa sensación de sano, no sea lo que más te conviene.
También habla de los dulces caseros Paloma Quintana aquí.
Pero entonces, ¿por qué me parece bien el «domingo de tortitas»?
Porque de esta forma ya estoy acotando los dulces a un momento concreto y de paso haciendo de la mañana del domingo un momento especial en familia.
Levantarte sin prisa, disfrutar de ese rato en cocina preparando algo especial, desayunar con calma, charlando y disfrutando…
Realmente no se trata de las tortitas en si, sino del momento compartido y especial. Lo mismo valdría hacer un «domingo de macedonia» o «de yogur con frutas».
Pero esto no se convierte en algo instaurado por ley, puede variar y una semana puedes elegir hacer el «viernes de pizza». Se trata de elegir un momento de la semana para disfrutar de un momento especial acompañado de comida diferente, quizá menos saludable que la que consumes de forma habitual.
El problema no está en consumir repostería casera, sino en la frecuencia con que la consumes.
El problema es que, pensando que es saludable, acabes comiéndola a diario (o casi) y que llegue así a desbancar a la fruta de tus desayunos (por poner un ejemplo).