Se acerca el verano y, como ya comenté en el último post, se abre la veda de las dietas milagro.
Me encuentro a menudo personas que, sobre estas fechas, se obsesionan con tener un cuerpo perfecto cuando el resto del año no les ha importado ni su aspecto ni su salud.
Y, por si esto fuera poco grave, a la sombra de estas obsesiones aparece gente dispuesta a aprovecharse de esto; vendedores de suplementos, de batidos, de sustitutivos de comidas, de pastillas milagrosas…
No te fies de quien pretende venderte suplementos, vitaminas, batidos, pastillas….
Si hubiera un camino fácil ya lo aplicaríamos los dietistas y nutricionistas en consulta.
Pero NO.
Nosotros nos dedicamos a enseñar a las personas a comer de forma saludable y en las cantidades adecuadas según su estilo de vida y sus gustos.
Realmente me preocupan estas fechas, los comentarios que escucho en el vestuario del gimnasio, en la cola del mercado…
Mitos y obsesiones «veraniegas»
Voy a analizar a continuación las 3 cosas que más escucho y que NO tienen razón de ser:
1.- Hay que comer 5 veces al día
Esta afirmación está muy extendida, pero es un lobo con piel de cordero.
Hay quién afirma que así activas tu metabolismo más veces y así quemas más calorías, pero la ciencia ya ha demostrado que a igualdad de calorías no «quemas» más. No tiene sentido esta creencia tan extendida.
Otras personas defienden que así llegas con menos ansiedad a la siguiente comida, pero realmente no es así, por lo menos no para todo el mundo.
Por mi experiencia he visto mucha gente que no tiene hambre y come a la fuerza cuando «le toca», además las pequeñas ingestas entre las comidas principales suelen ser de alimento/snacks poco recomendables.

También veo gente con problemas de ansiedad por la comida que se ven agravados por este «comer a horas». Se obsesionan y viven pensando en la hora de la siguiente vez que les toca comer. En este caso me parece especialmente peligroso, ya que se potencia esta obsesión y se promueve que acaben comiendo más de lo que deberían.
No existe un número de comidas perfecto.
Cada persona es diferente, no hay un número mágico de comidas.
Si tienes hambre come. Preferiblemente materias primas, comida sin etiquetas, así seguro que no te equivocas al elegir.
Si no tienes claro qué, cómo, cuándo o cuánto comer ponte en contacto con un dietista o nutricionista actualizado. Y si crees que tienes problemas de ansiedad por la comida contacta con un psicólogo familiarizado con el tema.
2.- Suplementos, batidos, pastillas….
Cuando se acerca el verano re-aparecen publicidades de dietas, métodos, pastillas batidos, sustitutivos de comidas… en las revistas, en la tele, incluso en gimnasios, supermercados….
Como dije al principio, si hubiera algo realmente eficaz y milagroso los profesionales de la dietética ya lo estaríamos aplicando en consulta, así que no te dejes engañar.
No malgastes tu dinero
Las pastillas quemagrasas no son eficaces, los batidos mágicos para muscular no tienen sentido sin un trabajo bien planificado y constante en el tiempo y una correcta dieta. ¿O crees que esas personas a las que quieres parecerte han conseguido esos cuerpos en 15 días?
Los sustitutivos de comida funcionan a corto plazo, claro, porque crean un déficit calórico bestial.
Si realizas una dieta súper restrictiva te dará el mismo resultado y gastándote muchísimo menos dinero, pero por descontado que NO lo recomiendo.
Estos métodos a medio plazo dan lugar al efecto rebote, ya que no generan ninguna adherencia y tarde o temprano vuelves a comer «normal» pero muchas veces en cantidades mayores de lo aconsejable por toda la ansiedad que te provocó estar a base de batidos, etc. y es cuando empiezas a ganar peso descontroladamente.
Y a largo plazo pueden provocar carencias nutricionales, problemas renales y hepáticos… sólo tienes que buscar en google las consecuencias de diferentes métodos y marcas conocidos.

Por lo tanto, ve con calma que Roma no se construyó en un día.
Ponte en manos de un profesional, aprende a comer de forma saludable y acorde a tu ritmo de vida, gustos y objetivos y olvídate de buscar el camino fácil.
3.- Contar calorías/macros
Muchas veces vemos deportistas profesionales con cuerpos espectaculares y habilidades impresionantes y nos enteramos de que llevan dietas muy controladas en las que contabilizan cada cosa que comen, cuentan calorías, cuadran macros al milímitro.
Al ver esto pensamos que si hacemos lo mismo obtendremos los mismos resultados. Pero no, primero de todo porque no somos la misma persona y nos guste o no, cada uno tiene una genética que le condiciona. Y segundo porque para esas personas ese es su trabajo, el resto de mortales no vivimos para nuestro cuerpo y rendimiento, no somos atletas profesionales, tenemos que trabajar y diferentes obligaciones.

¿Y por qué suelto esta parrafada?
Pues porque en nuestro día a día no es realista obsesionarse con las calorías y reparto de macros.
Por supuesto que las calorías importan, pero también importa de dónde vienen. Y, sobre todo, lo que más importa es la adherencia a la dieta. Entendiendo aquí dieta como estilo de vida o como forma de comer, no como algo restrictivo ni como un castigo.
Con esto quiero decir que primero aprendas a comer comida, materias primas. Que si no tienes muy claro qué o cómo, busques ayuda profesional que te oriente sobre qué y cuánto comer, cómo actuar cuando comas algo poco recomendable, qué cantidades son las más adecuadas para ti… Juntos buscad cuál es la distribución de macros que más se ajusta a tu estilo de vida y características personales.
Si sabes qué comer y cuánto comer no necesitas ir con la báscula todo el día. Sabrás perfectamente cuándo lo has hecho bien y cuando no tanto y cómo actuar en este caso.
Sabiendo todo esto, mi recomendación es que te olvides del camino fácil, que empieces a preocuparte por tu salud y busques un buen profesional tanto en el campo de la actividad física como de la nutrición y dietética y que tengas presente la escala de prioridades de la siguiente imagen (cedida por Walter Suárez). Si el «profesional» con el que topas pretende saltarse algún escalón mejor búscate otro.
